Ahora que la mañana amarra
la noche de ayer
es tan bello ver llover
y contarle a la guitarra
que vengo de las alturas
de tu cuerpo de mujer,
de prender y por arder
aprender lo que perdura.
De mezclar veneno y cura
el rencor con el placer
y volvernos a querer
sin hallar dosis segura.
De sentirme la figura
en el fondo de tus ojos
mientras la ciudad madura
los semáforos al rojo.
Ahora que la mañana amarra
la noche de ayer
es tan bello ver llover
y contarle a la guitarra
que vengo de las alturas
de tu cuerpo de mujer
de prender y por arder
aprender lo que perdura.
De abrazarnos la cintura
de repente con sonrojo
como dos soldados cojos
que recuerdan la ternura.
Y soltar la empuñadura
del orgullo para ser
el primero que murmura
yo quiero volverte a ver.