Voy a soltar la mano de la herida
para decir adiós con elegancia;
regresaré por el camino de la vida
hasta el jardín abandonado de la infancia.
Allí junto al ciprés y el prado verde
y Adela en el columpio todavía
por regresar comprenderé lo que se pierde
ya que al partir no pude ver lo que tenía.
Me iré por los renglones que he torcido
a solas, con la noche en los talones
Igual que fue la luz será el olvido
y guardarán lo cierto las canciones.
Estrechará mi abrazo a los amigos
atravesando el tiempo y la distancia
porque las cosas que el crecer trajo consigo
carecen casi todas de importancia.
Y volverán a ser tus ojos magos
por la verdad de amar en primavera
y allá en la noche de los bares de Santiago
prometeremos otra vez por vez primera.
Me iré por los renglones que he torcido
a solas, con la noche en los talones.
Igual que fue la luz será el olvido
y guardarán lo cierto las canciones.